Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Éstas cosas, habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos. (Juan 12:36).
Un hogar cristiano bien ordenado es un argumento que el incrédulo
no puede resistir, porque no encuentra lugar para la búsqueda de faltas
triviales.
Y los hijos de un hogar así están preparados para enfrentar los sofismas de la incredulidad.
Han aceptado la Biblia como base de su fe, y tienen un firme fundamento que no puede ser removido por el embate del
escepticismo.
Dijo Cristo:
"Vosotros sois la luz del mundo" (Mateo 5:14).
Él ha confiado talentos a nuestro cuidado.
¿Qué estamos haciendo con los dones que nos ha
confiado?
¿Estamos dejando brillar nuestra
luz usándolos para su gloria y en el beneficio de nuestros prójimos, o los estamos usando para hacer progresar nuestros propios
intereses egoístas?
Muchos los están usando egoístamente.
No parecen ser
conscientes
de que todos estamos en camino al juicio, y de que pronto hemos de dar cuenta
del uso que hemos hecho de las oportunidades dadas por Dios
para hacer el bien.
Pero ¿qué excusa darán en aquel gran día por no haber
usado en la causa de Dios su habilidad, su educación, su tacto y su
perseverancia y celo?
Necesitamos ayuda divina si hemos de mantener nuestras
luces brillando.
Pero Jesús murió para proveer esa ayuda.
El extiende la invitación: "Que se acojan a mi amparo,
que hagan la paz conmigo, que conmigo hagan la paz" (Isaías 27:5, Biblia
de Jerusalén).
Aférrense a los brazos del poder infinito; entonces El
encontrará preciosa su alma, y todo el Cielo estará a su servicio.
"Si andamos en luz, como él está en luz", tendremos la compañía de los ángeles santos.
A Josué le fue
dicho:
"Así dice Jehová de los ejércitos: Si anduvieres por mis caminos, y si
guardares mi ordenanza... entre éstos que aquí están te daré lugar"
(Zacarías 3:7).
¿Y quiénes son "éstos que aquí están"? Son ángeles de Dios.
Josué debía tener una
confianza viviente en Dios cada día; y entonces los ángeles caminarían con él,
y el poder de Dios descansaría sobre él en todas sus labores.
Entonces, amigos cristianos, padres y madres, ¿dejarán que su
luz pierda fuerza? ¡no, nunca!
¿Dejarán que sus corazones desfallezcan, o que sus manos se cansen? ¡no,
nunca!
Y pronto los portales de la ciudad celestial se abrirán a
ustedes; y podrán presentarse a sí mismos y presentar a sus hijos ante el trono
diciendo: "He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová" (Isaías 8:18).
¡Y qué recompensa a la fidelidad será aquélla, ver a sus hijos
coronados con la vida inmortal en la maravillosa ciudad de Dios!
-Signs of the Times, 14 de enero de 1886.
RJ160/EGW/MHP 161
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=KxpABjCOkDs&list=PLtrFh-HO7ogAi4YKz7zJQjd1Lir1aFaVt&index=3&pp=sAQB
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