Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. (Salmo 103:13).
Traiga la luz del cielo a su conversación. Hablando
palabras que animan y enriquecen, usted revelará que la luz de la justicia de Cristo mora en su alma.
Los niños necesitan palabras agradables. Es
esencial para su
felicidad sentir que la aprobación descansa sobre ellos.
Luchen por
superar la dureza de expresión, y cultivar tonos suaves.
Capten la belleza contenida en las lecciones de la Palabra de
Dios, y atesórenla como esencial para la felicidad y el éxito de su hogar.
En un ambiente feliz los niños desarrollarán disposiciones dulces y
luminosas.
La auténtica belleza
de carácter no es algo que brilla sólo en ocasiones especiales; la gracia de Cristo que mora en el alma se revela en todas las
circunstancias.
El
que atesora esta gracia como una presencia permanente en la vida revelará belleza en el carácter tanto en circunstancias probatorias como fáciles.
En
el hogar, en el mundo, en la iglesia, hemos de vivir la vida de Cristo.
Hay almas a
nuestro alrededor que necesitan conversión.
Cuando la ley de Dios está escrita en
el corazón,
y se revela en un carácter santo, los que no conocen el poder de la gracia de Cristo
serán llevados a desearla, y serán convertidos.
En
las cortes celestiales está ocurriendo una solemne revista.
El
pensamiento de las decisiones que ahora se hacen en el
cielo debería estimular a
los padres a ser diligentes en educar a sus hijos en el temor y el amor de Dios.
No con palabras y castigos severos
por el mal hacer
se logrará lo mejor, sino por la vigilancia y la oración, no sea que sean atrapados por
los lazos del enemigo...
Toda
familia que tiene conocimiento de la verdad para este tiempo ha de hacerlo
conocer a otros.
El pueblo de
Dios tiene que estar listo para hacer una obra especial.
Los niños así como los
miembros mayores de la familia deben hacer su parte en
buscar salvar a los que están pereciendo.
Desde
su juventud Cristo fue, para aquellos con quienes se
asociaba, una
influencia que los atraía a cosas más elevadas.
De
la misma forma, los jóvenes de hoy pueden ejercer un poder para el bien que atraerá las almas a Dios.
Los
padres necesitan apreciar más plenamente la
responsabilidad y
el honor que Dios ha puesto sobre ellos al hacerlos, para el niño, los
representantes de Él.
El carácter revelado en
el contacto de la vida diaria interpretará para el niño, para bien o para mal, estas
palabras de Dios:
"Como el
padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que
le temen". "Como aquel a quien consuela su madre, así os
consolaré yo a vosotros" (Isaías 66:13). -Signs of the Times, 14 de noviembre de 1911. RJ
177/EGW/MHP 178
AUDIO.
https://www.youtube.com/watch?v=cBtBZUoYwM8&list=PLtrFh-HO7ogAi4YKz7zJQjd1Lir1aFaVt&index=20&pp=sAQB
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