jueves, 29 de junio de 2023

30. “UNA HISTORIA DE AMOR” EL MATRIMONIO

MATRIMONIO. Unión legal de un hombre y una mujer en una sociedad para establecer un hogar, generar y criar hijos, y promover la interdependencia, el apoyo y el consuelo mutuos. El matrimonio fue establecido por Dios en el Edén, antes que entrara el pecado en el mundo (Gn. 2:20-25). Dios creó al hombre varón y mujer (1:27, 28).  Adán fue creado primero, luego Eva como "ayuda idónea" (2:18, 21-23). Quería que la relación matrimonial fuera un medio para ennoblecer a ambos participantes y para facilitar el desarrollo de caracteres maduros y abnegados en ambos padres y sus hijos. La relación matrimonial debía ser permanente (Mt. 19:6) y disolverse sólo por muerte (Ro. 7:2, 3), o por divorcio* con causales específicas (Mt. 19:3-9). Se recomendaba el celibato sólo en casos excepcionales (Mt. 19:10-12; 1 Co. 7:8, 26, 27).

LA MONOGAMIA (Gn. 2:21-24; Mt. 19:5) fue siempre el ideal de Dios para los matrimonios humanos, y donde existían situaciones de poligamia, ésta fue sencillamente tolerada.  Los pasajes más hermosos de las Escrituras relacionadas con el matrimonio no dan indicios de pluralidad de esposas o de esposos (Sal. 128:3; Pr. 31:10-31, Ec. 9:9; etc.).  Pero la poligamia ya se practicaba en una época tan temprana como la de Lamec, que tuvo 2 esposas (Gn. 4:19).

 LAS CONDICIONES INDESCRIPTIBLES QUE PRODUJERON EL DILUVIO se habrían iniciado cuando los hombres tomaron varias mujeres por motivos concupiscentes (6:1-3). Abrahán quiso cumplir la promesa de Dios con la poligamia (Gn. 16:3, 4); incidente registrado no como un ejemplo a imitar, sino como una demostración de los lamentables resultados que siguen a una desviación del plan ideal de Dios (vs 5, 6).  Isaac, el hijo de la promesa, tuvo una esposa (25:20), pero Jacob tomó 2 esposas y criadas (29:23-28; 30:4, 9). 

LAS ESCRITURAS NO INTENTAN SUAVIZAR LOS FRACASOS de Abrahán y de Jacob, o de hombres como Gedeón, Elcana, Salomón y Roboam con respecto a estas malas prácticas (Jue. 8:30, 31; 1 S. 1:1, 2, 6; 18:27; 25:39, 43; 2 S. 20:3; 1 R. 11:1-4; 2 Cr. 11:18-21). Después del exilio la poligamia cayó en desuso.

ENTRE LOS FRENOS contra los abusos en el matrimonio en días de Moisés se encuentran: prohibiciones de casarse con parientes cercanos (Lv. 18:6-18), desaprobación de la poligamia (Dt. 17:17), prohibiciones de crueldad relacionada con la poligamia (Ex. 21:7-11; Dt. 21:10-17), restricciones contra el divorcio cruel o sin causas (Dt. 22:13-19), reglas que tienden a la pureza dentro del matrimonio (Ex. 20:14, 17; Lv. 20:10; Dt. 22:22). 

Se desalentaba el casamiento con extranjeros (Ex. 34:15, 16; Dt. 7:1-4), no por razones puramente étnicas, sino por el peligro de corrupción de su fe en Dios.  La carrera de Acab y otros dan testimonio de los malos resultados de la violación de tales prohibiciones.  Sin embargo, a través del casamiento de un israelita con Rut, una moabita, vino David (Rt. 4:13,22) y, luego, Jesús (Mt. 1:5-16).

LA COSTUMBRE SEMÍTICA exigía que el padre u otro familiar cercano escogiera la novia para un joven en edad de casarse (Gn. 21:21, 24; 38:6), práctica que todavía se sigue en grandes extensiones de las tierras del Cercano Oriente. Era cortesía también buscar el favor del padre y los hermanos de la niña (34:11). La dote entregada al padre de la novia era de rigor (24:53; 34:12). Noemí buscó un esposo apropiado para Rut (Rt. 3:1, 2).  

Un padre podía dar su hija en matrimonio a quien él quisiera (Jos. 15:16, 17; 1 S. 18:17; etc.), aunque se podía pedir el consentimiento de ella (Gn. 24:56, 57). Jacob sirvió a Labán por períodos establecidos de tiempo a cambio de lo cual Labán le dio a Lea y a Raquel por esposas (Gn. 29:18-20, 25, 30).

EL MATRIMONIO sirve como un símbolo de la singular relación entre el creyente y su Creador (ls. 54:5; 62:4, 5; Ef. 5:23, 27; etc.). 

Los profetas del AT a menudo compararon la apostasía idólatra de los judíos con la conducta adúltera de una persona casada (ls. 1:21; Jer. 3:1-20; Ez. 16:8-22; Os. 2:1-5; 3:1-5). En el NT Cristo aparece representado como el novio, y el cuerpo de los creyentes como su esposa (Mt. 9:15; 2 Co. 11:2; etc.). Al usar así la relación matrimonial para ilustrar la íntima unión entre él y su iglesia, nuestro Señor exaltó la institución del matrimonio. La honró con su presencia en las bodas de Caná (Jn. 2:1-11); la protegió al afirmar el infinito propósito de Dios con respecto al establecimiento del hogar (Mt. 19:5); y al declarar que la relación matrimonial es inseparable (vs 3-6). La reunión de los salvados de la tierra con su Salvador es presentada bajo el símbolo de una cena de bodas (Ap. 19:7-9). CBA

 

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